YO SI CREO EN DIOS, PERO A MI MANERA

YO SI CREO EN DIOS, PERO A MI MANERA

Alfonso Botero Guzmán (NCenC)

A la pregunta: ¿Conoce usted a Dios? probablemente más del 90% contestará que sí, de manera categórica! Respuesta que justificarán diciendo que asisten a misa, que rezan con frecuencia, que se congregan en una iglesia, que oran de vez en cuando a un ser sobrenatural, que ofrendan, dan limosnas y por supuesto, no faltará quien diga que no hace nada de lo anterior, pero que le conoce.

Algunos de mis allegados, entre otros alumnos, amigos y familiares, afirman tener un conocimiento de Dios, pero cuando los confronto, sus respuestas no son convincentes, más bien son evasivas y la mayoría de ellos prefieren cambiar de tema. Por ello, considero no solo oportuno, sino necesario, aclarar algo al respecto.

De acuerdo con el diccionario de la lengua española la palabra CONOCER significa: Tener idea o captar por medio de las facultades intelectuales la naturaleza, cualidades y circunstancias de las personas o las cosas. Se refiere también a sapiencia y entendimiento; es decir, saber y/o entender la existencia de una cosa o de alguien.

En general, la palabra conocer puede ser empleada como sinónimo de conceptos como ser, sentir y experimentar. Sobre esta última afirmación quiero referirme. No debemos estar hablando de Dios con ligereza, ni por impulsos “románticos” de lo que pensamos acerca de Él; esto resulta ser una manera irresponsable e irrespetuosa de hacerlo.

El mismísimo JeHoVáH, por encima de ofrendas y sacrificios nos demanda a través de sus profetas que lo conozcamos. En el libro de Oseas, leemos:

Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.        (Oseas 6:6)

En el libro de mi autoría, LA FÓRMULA PARA VOLVER A CASA, donde pretendo extender un puente para que tanto agnósticos, incrédulos y católicos, como cristianos tibios, se acerquen más a la Palabra y experimenten el verdadero conocimiento de Dios, planteo expresamente la siguiente formula: Dios (Creer + Conocer + Obedecer) = Verle.   

La cual debe leerse como: Dios en función de Creerle, Conocerle y Obedecerle, nos da como resultado la certeza de volver a Verle. Claramente se destacan tres componentes claves en dicha fórmula; y aunque los tres elementos o ingredientes son esenciales e incluyentes, quiero referirme específicamente al segundo de ellos, es decir, al conocimiento de Dios.

Conocer a Dios no es sinónimo de tener fe en El. Si bien, este es el primero de los ingredientes (Creer) que debemos aplicar en la fórmula para proceder a conocerlo, no es suficiente. Tampoco podemos afirmar que conocemos a Dios porque sabemos que existe o porque aprendimos que su Hijo Jesús vino a la tierra, vivió entre nosotros, murió por nuestros pecados y resucitó. Eso no es lo único que el Señor desea que sepamos de Él.

Dios quiere que de verdad lo conozcamos íntimamente, que nos identifiquemos con su plan de restauración para la raza humana y de esa forma aprendamos a vivir con un claro propósito de vida. Es cierto que debemos congregarnos, como también lo son la oración y el dar testimonio. Pero, solamente la lectura juiciosa de la Sagrada Escritura, nos revela su naturaleza Divina y su Persona; nos permite conocerlo en toda su dimensión, para que una vez que lo entendamos y experimentemos, comencemos a andar en obediencia. Una vez lo conozcas, entenderás que lo único que desea es tu salvación; no en vano habría enviado a su unigénito Jesús a morir por nada.

Entonces, debo decirles a todos aquellos que por pereza de leer las Escrituras y se conforman con decir vehementemente: “yo creo en dios a mi manera”, que lo hacen de manera fútil, insustancial y frívola, pues no lo conocen.

Recuerden que el significado de la palabra Conocer es tener idea o captar por medio de las facultades intelectuales la naturaleza, cualidades y circunstancias de las personas o las cosas. Pregúntate son sinceridad: ¿Conoces de verdad la Persona de Dios?, ¿Su naturaleza Divina, sus Atributos, sus planes, sus deseos para con nosotros, etc.?

Honestamente pienso que no. Y para resolver esas inquietudes debes ir a la única fuente que te lo describe y te lo presenta tal cual es, te muestra que quiere con y para nosotros. Ve a la Biblia, ahí están sus Escrituras manifestándonos su grandeza, su poder, su amor y lo que exige de nuestra parte: Obediencia. 

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