COMO DIGERIR EL ALIMENTO ESPIRITUAL

COMO DIGERIR EL ALIMENTO ESPIRITUAL

Alfonso Botero Guzmán (NCenC)

Además de ser el punto de partida para llegar a Dios, recibir la leche espiritual para comenzar a andar a los pies del Señor es supremamente importante. Estos primeros bocados, nos los dan en tetero o en cucharaditas, de tal manera, que le permita al que nos alimenta, administrar la dosis correcta de la comida que podemos digerir y asimilar en esta etapa Del crecimiento.

Mucha leche podría regarse, y muy poca podría hacernos levantar muy desnutridos y sin fortaleza. Ahora bien, debemos entender que, así como a medida que el bebe crece, necesitaremos darle más alimento para vigorizar sus huesos, sus músculos y su cerebro, de tal forma que le aporten y proporcionen las vitaminas, proteínas y energía necesarias que su cuerpo requiere, a fin de que no solo pueda gatear, pararse y sostenerse, sino también, que más adelante pueda valerse por sí mismo y sustentar a otros. Bien sea que el alimento sea liquido o sea sólido, debemos digerirlo (meditarlo).

Es muy importante comprender que de esa “buena digestión” del alimento espiritual, nos fortaleceremos en nuestros fundamentos cristianos, que son en últimas, la estructura que soporta la iglesia de Cristo. No es una buena señal que llevemos como miembros: “afiliados, vinculados o matriculados” en una iglesia (o varias), lapsos de uno, cinco, diez, veinte años o más, y nos sintamos tan conformes, como en los primeros años.

Me refiero a la conformidad con la que algunos miembros de la iglesia se sienten, porque asisten juiciosamente cada semana al sermón, eventualmente participan en una o varias actividades de la iglesia, e incluso ofrendan o diezman; pero que no han crecido espiritualmente. Son personas disciplinadas en cuanto a sus deberes y obligaciones, pero se limitan a ello. No por esto, estoy diciendo que deban abandonar la iglesia, ni dejen de congregarse. Al contrario, simplemente pretendo invitarle a que se haga un autoexamen y se pregunte cuánto ha crecido en el espíritu de Cristo. ¿Qué tanto anda en obediencia según la palabra? Allí encontrará la respuesta.

“Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido”.

Hebreos (5:12) 

Me agrada mucho la forma como Charles Spurgeon, se refiere a este tema y nos exhorta de manera muy sugestiva a aprovechar al máximo el alimento espiritual que recibimos:

“Hemos de meditar en las cosas de Dios, para obtener de ellas el verdadero alimento. Nuestros cuerpos no se sostienen solo por poner meramente los alimentos en la boca. El proceso por el cual se alimentan los músculos, los nervios y los tendones es el proceso de la digestión. Es por la digestión que asimilamos los alimentos…

Es necesario que el oír, el leer, el marcar y el aprender la palabra de Dios, sean digeridos para que resulten verdaderamente provechosos; y la digestión de la verdad consiste, en su mayor parte, en meditarla.

¿Por qué algunos cristianos hacen tan lentos progresos en la vida espiritual, a pesar de oír tantos sermones? Porque descuidan sus oraciones privadas y no meditan a conciencia la palabra de Dios. Les gusta el trigo, pero no lo muelen; les agrada la mies, pero no van al campo a cosecharla”.

“En tus mandamientos meditaré dice el salmista”.   Salmo (119:15)

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