UNA PAUSA EN EL CAMINO

UNA PAUSA EN EL CAMINO

Alfonso Botero Guzmán (NCenC)

Ante la velocidad del desarrollo social, los afanes propios de la vida laboral y familiar, los cientos de descubrimientos e innovaciones tecnológicas que nos destellan a diario, las noticias escandalosas y macabras que aparecen en todos los noticieros, nos hemos ido acomodando a un modelo social que impera y nos obliga a vivir así, simplemente porque todo lo que ocurre nos parece normal. Pero a veces conviene hacer una pausa en el camino y revisar nuestro raudo paso por la vida con mayor detenimiento.

En épocas antiguas el hombre dependía más de Dios, le temía y lo glorificaba. Con el pasar del tiempo esta relación fue cambiando, y en esos  corazones cada vez mas entenebrecidos, a ido aflorando más el egoísmo, el orgullo, el poder y el dominio sobre los demás. Lo cual desata mayores niveles de engaño, mentira, violencia, corrupción e iniquidad.

En medio de un mundo así, resulta muy difícil para una persona del común ver las cosas de manera diferente, pues la enajenación mental en la que se encuentra embebida la sociedad, no permite ver con claridad el caos absoluto en el que el hombre está sumergido, y casi que sin “darse cuenta” termina actuando por imitación.

Esta es una invitación a recapacitar seriamente y entender que este no es el camino correcto. El momento es ahora (no mañana) para que hagas la pausa y procures un despertar espiritual que le de nuevo sentido a tu vida; pero sobre todo que puedas trascender de lo carnal a lo espiritual.

Hoy día, muchas personas parecen estar exaltadas por una sobredosis de orgullo y soberbia, que les hace pensar que no necesitan a Dios para nada, e incluso no les interesa conocerlo, ni relacionarse con El. Actitud, que ademas de absurda y grosera los lleva a sentirse más grande que Él. ¡Craso error!

Es importante que si usted no pertenece al grupo anterior y si tiene una relación con el Creador, actúe como instrumento suyo para que bien sea en su hogar, en el trabajo o en el sitio donde se encuentre, reivindique el lugar que siempre le ha correspondido, le corresponde y le corresponderá a Dios.

Que las mayorías estén equivocadas, no es excusa para que nosotros no abramos los ojos a nuestro pariente, vecino o amigo frente a la posición individual de ver a Dios, pues el hombre moderno y en especial la juventud, no sólo subestiman su existencia, sino que incluso algunos tratan de ignorarlo y erróneamente culparlo de toda la desgracia humana.

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.                                                                                                                                                                                                           Apocalipsis 3:20

Amig@ lector, me permito a través de estas palabras invitarlo a hacer una reflexión sobre el indebido proceder del hombre frente al Creador, y al mismo tiempo, hacerle una sana invitación a reencontrarnos con Él, modificar nuestros comportamientos y actitudes egoístas y entender que debemos trasegar en el paso por esta tierra con un propósito en la vida, que no es otra cosa que amar a Dios y al prójimo. 

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